Permitir que todo fluya.
- Elí Jess Ganem Kuri
- 9 jul 2022
- 3 Min. de lectura
Por Elí Ganem de Discurso Interno

Ilustración realizada por Elí Ganem Kuri @DiscursoInterno
Probablemente has escuchado a alguien o a ti mismo/a decir “¿Por qué me pasan estas cosas?” “¿Qué hice para merecer este sufrimiento?” “¡Nadie debería sufrir, estamos aquí para ser felices!”… Estas son algunas preguntas y frases que constantemente decimos cuando estamos experimentando emociones y vivencias dolorosas e incómodas. Y es completamente entendible la sensación nada grata que generan, pero ¿por qué tanto rechazo y miedo por experimentar algo que es parte de uno?
He observado que como sociedad buscamos evitar lo laborioso/pesado/abrumador de “algo”, anhelando el resultado/logros/beneficios de otro “algo”. Por ejemplo: No queremos comer sano ni hacer ejercicio pero deseamos y envidiamos los cuerpos sanos y bien formados. Nos quejamos de nuestras malas relaciones y rupturas constantes pero no nos animamos a comunicarnos para mejorarlas. Nos molestamos con otros por nuestros malos resultados sin sentarnos a meditar y aceptar qué tal vez, en esa ocasión, el que estaba mal, era uno mismo. Queremos éxito, lujos, tranquilidad económica pero no hacemos mucho para trabajar en ello. Y así muchos otros escenarios.
Lo anterior lo plantee pensado en lo social, es decir, el exterior; pero internamente, en lo emocional pasa algo similar. La gente no quiere trabajar en sí mismos, ni tocar temas dolorosos, ni confrontar sus miedos o demonios pero exigen un alivio instantáneo, prácticamente ‘mágico’ ya que sólo quiere estar bien. Y es entendible que se desee estar bien, lo que no es entendible ni congruente, es que no haya una búsqueda, y por lo tanto, trabajo y esfuerzo para lograr ese bienestar deseado.
Y no dudo que haya personalidades que les resulte sencillo o incluso ‘natural’ poder estar bien sin la necesidad de tocar lo triste, lo negativo o turbio, lo cual ¡está genial!. Pero ¿qué sucede con quienes no pueden hacerlo de manera sencilla y en el transcurso se frustran? Inicialmente será necesario empezar a asimilar y aceptar que la otra parte existe y se necesita de ella para poder tener acceso a la que deseamos. Posteriormente, si consideras que lo requieres, puedes sujetarte/apoyarte/acompañarte de alguien que sepa lidiar de manera experta y benéfica con aquello que pesa, duele y que cuando nos sentimos solos e incomprendidos pensamos que “no podemos sobrellevar”. Acuérdate, las penas compartidas continúan siendo penas pero pesan menos y se sobrellevan mejor.
Un ejemplo de lo anterior lo podemos ver en la película animada Intensamente, cuando “Alegría” busca que su humana (Riley) esté feliz siempre. En el transcurso de la historia, tras estar pasando un momento caótico junto con “Tristeza”, se da cuenta que vivir únicamente de esta emoción (alegría) no es vida y tampoco es sano; pues habrá momentos que se necesite del llanto para empatizar y sanar, o a veces del miedo para resguardar nuestra seguridad, o incluso del enojo para estructurar. Por consiguiente, se da cuenta que llegar a un estado de tranquilidad y felicidad es debido a una catarsis emocional previa, la cual que conlleva llanto, dolor, desagrado, frustración, temor y enojo. De esta manera, las emociones eventualmente coaccionan en conjunto, dándole mayor autonomía a su humana.
Las personas no sólo tenemos la fortuna de experimentar todo tipo de emociones, sino que las podemos explorar, entender y canalizar, entonces ¿por qué no permitir que todas fluyan por igual? Una posible respuesta sería el significado que nos han enseñado de "lo negativo y sus vertientes" en cuanto emociones se trata. Tanto las crisis como el caos en Oriente son sinónimos de oportunidad, crecimiento y avance. No obstante, en Occidente la historia es completamente distinta, son sinónimos de fracaso, debilidad, fractura, de algo “roto e inservible”.
Partiendo de esta diferencia de significados, podríamos plantear una propuesta. Cambiar el discurso de lo que significa para nosotros y empezar a verlo como oportunidad, crecimiento, avance y mejoría. Eso nos daría la oportunidad de experimentar, reencontrarnos y conectar con nosotros mismos y los demás, también de perdonarnos y permitirnos ser. Al final, aunque no todo sea bello, es tuyo; trata de aceptarlo por igual.







Mientras te leo, pienso mucho en ésta demanda a ser felices siempre que definitivamente nos impide abrazar auténticamente cada emoción.
Empezar por validarnos le permite al otro validar lo que siento.
Gracias por la reflexión 😊
Gracias Elí, por esta gran reflexión que lleva un conocimiento profundo de la vida y de la salud, un fuerte abrazo.