La culpa que consume.
- Elí Jess Ganem Kuri
- 25 abr 2022
- 3 Min. de lectura
Por Elí Ganem de Discurso Interno

Ilustración realizada por Elí Ganem Kuri @DiscursoInterno
Todos hemos experimentado pérdidas en la vida de todo tipo, una muerte, un rompimiento, una oportunidad de crecimiento, etc. Y en la mayoría de los casos tendemos a decir “si hubiera hecho…” “debí de…” pensando qué acciones distintas hubieran detenido o cambiado el resultado de lo que sucedió. Haciendo parecer que es más fácil atormentarnos con el “hubiera” y fantasear con escenarios ficticios que darle lugar a lo que sucedió y lidiar con nuestras acciones en torno a ese tema.
Uno de los principales problemas del “debí de…” o “si hubiera hecho …” es que agregan una carga mental que es pesada y complicada de soportar. Decir que debimos haber reaccionado de tal manera, es afirmar que sabíamos lo que ocurriría y por ende, el resultado es completamente nuestra culpa. ¡Y no!, no somos seres omnipotentes para adivinar que alguien fallecerá espontáneamente, o que una relación laboral, amistosa o romántica también llegará a su fin sin ‘previo aviso’. Ni tampoco somos seres mágicos que pueden regresar el tiempo y cambiar la escena para visualizar los diferentes resultados posibles y escoger el que mejor convenga. Entiendo que recurramos a esto porque es más doloroso pensarnos como impotentes, incapaces, ignorantes, limitados y egoístas. Y es mejor <tener la culpa> porque es una manera hostil de aliviarnos ante una creencia fija merecedora del castigo o porque nos sienta mal y avergüenza poner en el otro su parte responsiva.
Y con ello vamos acumulando sobre los hombros un sin fin de “deberes y suposiciones” que cuando se vuelve insoportable para lidiar con ello solos, tendemos a explotar, hundirnos o derrumbarnos. Haciéndonos sentir que ya no hay de donde sujetarse para seguir adelante, porque mientras nos adjudicamos culpas estábamos perdiendo otras oportunidades; no vivíamos el presente por estar pensando en el pasado, convirtiendo nuestro proceso en un ciclo de error tras error.
Por este motivo es importante soltar, aprender de lo vivido y comprender que los duelos son necesarios para el crecimiento. Honrar a nuestros muertos está bien, es necesario y es sano. Extrañar un trabajo, una ex pareja o una oportunidad, incluso enojarse, llorar o desear su regreso, es normal y entendible; pero cuando lo llevas demasiado lejos, te olvidas de ti y tu vida. Hace tiempo escuche de una tanatóloga una frase que me encantó: “No se puede tener un cadáver y dos muertos” y con ello explicaba la importancia de vivir el duelo y posteriormente permitirse seguir viviendo la vida sin culpas. Ella hablaba de un muerte real, pero esta analogía se puede todo lo que se expresó anteriormente.
Nos culpamos por la ‘escasa’ cantidad de veces que expresamos amor pues creemos que pudimos dar más, o del resultado fallido antes nuestros esfuerzos realizados en ciertas actividades ya que consideramos fue ineficiente o también de las peleas que tuvimos pues pensamos que pudimos haber cedido en todo momento para evitarlas y mejor aprovechar ese tiempo para estar bien con la otra persona. Cuando no es así, no deberíamos de sentirnos culpables con la cantidad de amor que compartimos, porque el amor cuando lo damos, lo hacemos cuando nos nace. El resultado que obtuvimos fue del esfuerzo que en ese momento podíamos dar. Si tuvimos peleas con alguien fue porque algo no nos gustaba y necesitábamos aclararlo. No deberíamos castigar tanto las discusiones y diferencias o mencionar lo que no nos gusta y poner nuestros propios límites, tampoco deberíamos castigar las fallas que podemos llegar a tener porque de las fallas podemos aprender, ni mucho menos la cantidad de veces que expresamos nuestros sentimientos.
Es complicado no sentirnos culpables de ser nosotros con nuestros ‘errores’ cuando la gente afuera también nos castiga. Por eso mucha gente busca un espacio seguro en el cual pueden externar, abrirse y expresar todo esto que la carga mental del “debí de” genera. Todos necesitamos de alguien que nos ayude a aligerar esa carga y nos quite culpa, que nos ayude a centrarnos en el presente y permitir vivirlo a pesar del pasado. Necesitamos esas palabras de aliento que indican que no es egoísta volver a vivir y sobre todo te enseñan a no descuidarse después de la pérdida que viviste, es decir, no sacarte de la ecuación llamada vida.
Me encanta!