Esta bien no "estar bien"
- Elí Jess Ganem Kuri
- 31 ene 2023
- 3 Min. de lectura
Por Elí Ganem de Discurso Interno

Ilustración realizada por @ga.m.a y @discursointerno
Cuando hablamos de heridas emocionales, es más común que se pretenda ‘tapar u olvidar’ a que se busque ‘atender’, ya que, tenemos la falsa creencia de que darle importancia a la herida es lo que realmente perjudica nuestro bienestar. Con esa premisa, ¿cuántas veces no hemos visto a la gente actuar en negación con respecto a algo que vivió o hemos escuchado que para olvidar, superar y continuar se debe actuar “como si nada sucediera”?
Si lo pensamos, es algo tan arraigado que actuar así, es algo que hacemos habitualmente y no sólo en lo emocional, lo podemos ver en la mujer que se tapa los moretones que el marido le deja, con maquillaje o accesorios; al hombre infiel, con un ramo enorme de flores o regalos caros, para ocultar su traición; o como cuando vemos algún acto delictivo y preferimos mirar hacia otro lado, antes de ensuciarnos las manos; o en los padres que mal educan a sus hijos y cuando se convierten en déspotas y tiranos, los protegen con un “son niños, ya después aprenderán” cuando no es así; o cuando hemos decidido justificar la traición o el maltrato, poniendo primero al victimario antes que a nuestra estabilidad emocional y mental. Viéndolo así, podemos observar que tan mal acostumbrados estamos, pues es imposible tapar el sol con un dedo, ya que llegará el momento en el que este, nos dañe la vista o se nos canse el brazo de tanto ‘taparlo’.
Ante lo emocional, sucede algo similar, aquí no hay dedos que tapen ni maquillaje que cubra, solo contamos con actitud y palabras para pretender que todo "está bien"; no obstante, llegará el momento en el que lo emocional y las acciones empiece a chocar, al grado que, ya no se pueda esconder ni compaginar. Veremos personas pretender que están felices pero llorarán con lo primero que les pongas en frente, desbordándose del dolor. Sabremos de personas que cometieron suicidio al poco tiempo de aparentar estar en el mejor momento de sus vidas. Nos cruzaremos con alguien que de repente perdió la cordura y explotó de rabia y colera. O algo con lo que se trabajará constantemente en los consultorios: personas que por protección, ‘apagaron’ sus sentimientos y andan apáticos ante la vida, no permiten que nadie los conozca íntimamente, ya que crearon una caparazón el cuál ya no pueden romper por sí solos, o se jactan de ser fuertes y no esperar nada de nadie, cuando realmente esperan, con todas sus ganas, que les abraces el alma y les diga qué hay un lugar seguro para llorar, ser y estar. Es posible que sean personas que constantemente huyan y destruyan porque dentro de ellos están en estado de demolición.
Es impactante presenciar que todo esto se da porque en algún momento creímos que era fácil aparentar que “nada pasaba”, que "todo estaba bien" y que podíamos sobrepasar cualquier dolor o le quitamos importancia a algo para que no impactará en nuestras vidas. Más no es así, está bien no estar bien; está bien percibirnos débiles y solicitar ayuda; está bien gritar, llorar y alzar la voz; está bien buscar consuelo y sobre todo, está bien buscar el camino para repararnos, puesto que gran parte de las veces, por más injusto que seas, son otros los que nos rompen, pero la obligación de reparar(nos), sanar(nos) y florecer(nos), depende de nosotros, porque cuando se está hasta abajo, lo único que queda es subir.
Toma tiempo y cuesta trabajo pero vale la pena hacerlo para volver a encontrarle sentido a la vida. Se necesita darle peso a aquello que duele, aunque sea incómodo. Se necesita hablar aunque desagrade a otros. Se necesita reabrir las heridas las veces que sean necesarias si consideramos que hay dentro algo que está obstruyendo la cicatrización adecuada. Necesitamos valorarnos para ponernos primero que a nuestro agresor. Necesitamos sembrar palabras de amor, protección y apoyo en nosotros mismos, porque a nadie más le corresponde hacerlo, aunque es válido, esperable y sumamente aceptable rodearnos de gente que nos enseñe, acompañe e inspire a llevarlo a cabo.
Nos debemos eso: darnos buenos amigos, buena compañía, un hogar en el cual apoyarnos, y si no es con la propia familia, escoger a otros para que lo sean; buscar ambientes donde podamos ser; encontrar un espacio seguro para poder trabajar nuestros miedos y heridas con expertos en la salud mental y emocional, y con el paso del tiempo, entender que se vale estar mal, pero también es válido trabajar para buscar bienestar, solo así se podrá avanzar.
Una reflexión muy abrazadora.
Gran mensaje Eli, muy valioso y reflexivo para todas las epocas.
Con tus textos has abrazado muchas etapas de mi vida pasadas y actuales, infinitas gracias ❤️🩹
F.