Espejismos
- Elí Jess Ganem Kuri
- 29 nov 2022
- 4 Min. de lectura
Por Elí Ganem de Discurso Interno

Ilustración realizada por Elí Ganem @ga.m.a @discursointerno
Si nos ponemos a pensar, cuántos de nosotros hemos adoptado la opinión de otros hacia nuestra persona y manejarla como si originalmente hubiera sido propia, podríamos ver que todos, sin excepción, hemos sido víctimas de ello.
Estas proyecciones o más bien, ‘espejismos’ pueden venir de todos lados; desde un familiar, un profesor, un supuesto amigo, también de una pareja o incluso de desconocidos. Y es tan fácil caer en ellos, que ni la edad, madurez o conocimiento intelectual puede evadirlos o evitarlos, ya que atacan nuestra seguridad tanto emocional como mental, afectando nuestra autoconfianza y autopercepción. Y a diferencia de otros tipos de ataques, resulta complicado o difícil discernir sí lo que nos acaban de decir nos están realmente describiendo a nosotros mismos o es el reflejo del otro.
Este tipo de proyecciones pueden aparecer en cualquier momento de nuestras vidas, sin embargo, es más común que vengan desde edades tempranas o en nuestras primeras experiencias de algo, como una primera relación, un primer trabajo, etc. Por ejemplo, en una relación tormentosa donde es conocido que el agresor constantemente desvaloriza a la pareja, haciéndola creer menos en sí misma/o. O alguien que busca emprender un negocio y de su círculo cercano recibe palabras de burla y desaprobación mostrando que creen poco en sus proyectos. O aquel docente que marcó negativamente a una persona porque sus palabras en ese momento eran autoridad y como su labor era enseñar, pensábamos que decía la verdad. O una persona que crece creyendo que es incapaz de lograr algo, porque desde sus primeros años de vida recibió ciertos adjetivos que hasta la fecha siguen presentes.
Otro factor que hace a este fenómeno tan diferente de los demás, es la naturalidad y sencillez con la que lo normalizamos cuando no debía haber sido así. Si observamos y escuchamos a la gente o incluso a nosotros mismos, nos daremos cuenta que es muy común que actuemos como seres poco merecedores de afecto e interés y nos cuesta creer y recibir las palabras de admiración, orgullo y amor de otros. De igual manera, veremos que es más frecuente tender a la devaluación porque si aceptamos nuestras cualidades y aptitudes, de cierta manera, los demás nos verán como “presumidos” y seremos criticados, cuando no debería de ser así. Debido a lo anterior, pregunto, ¿qué tanto hemos sido afectados por estos ‘espejismos’?, que hace que verdaderamente nos incomode y moleste cuando alguien más empieza a trabajar en sí mismo, creando sus propios criterios, y por ende, realza su valor.
Que algo sea recurrente y se repite de generación en generación, no significa que está bien y debe de ser. Y no, no se trata de que hoy en día la gente sea más sensible y no “aguanta nada”, se trata de no destruir a los demás, simplemente porque no sabemos lidiar con nuestros propios fantasmas y miedos. Se trata de trabajar en nosotros para poder entregarle al otro lo que le corresponde, quedarnos lo que es nuestro y soltar lo que no nos pertenece.
Ciertamente es y será un trabajo difícil, más no es imposible y debería comenzar a practicarse; ya que erróneamente pensamos que estos ‘espejismos’ se tienen que repetir día y noche para comenzar a afectar la percepción de alguien más; cuando no en todos los casos es así, a veces basta con una sola vez para impactar positiva o negativamente. Al igual que se piensa que solo los comentarios de los familiares o conocidos pueden afectar, pero nuevamente no es así siempre, en ocasiones es la gente desconocida la que impacta más; y de hecho, es lo que vemos actualmente en las redes sociales cuando alguien se hace viral, damos nuestra hostil opinión, sin saber el daño que hacemos a la persona en cuestión.
Todos nos hemos adjudicado algo que otros han impuesto y es probable que gran parte de lo que cargamos hoy en día, sean ‘espejismos, ideas o etiquetas’ de alguien más y aunque es injusto y no era nuestra culpa, es necesario que en algún punto dejemos de culpar el origen y responsabilizarnos de lo que hemos alimentado hasta el día de hoy; comenzar a discernir cuales son propios y cuáles no, al igual que, aprender a identificar cuales nutre, enseñan o destruyen. Por ejemplo, el “te estoy haciendo un favor de andar contigo” puede ser, “tú me estás haciendo un favor de andar conmigo y tan me duele aceptarlo que mejor lo pongo en ti”. El “no vales nada” puede reflejar un “siento que no valgo nada, pero me siento tan pequeño y eso me incomoda que prefiero disminuirte”. El “no lo lograrás” es probable que exprese “yo no lo lograría y me enoja que tú lo intentes”. Y por el contrario el “lo lograrás” es realmente “reconozco que todos somos distintos, aprendemos y actuamos de maneras diversas, respeto como trabajas y confío en que podrás hacerlo”.
Es posible liberarse de los ‘espejismo’ negativos puestos por otros, pero toma demasiado tiempo y no es un trabajo lineal, es más bien un ir y venir, probablemente cuando pienses que lo superaste, surge un evento externo y las ideas regresan y vuelven a ser dolorosas. No obstante, llegará el día en el que ese pensar genuinamente cambiará y podrás ver que aquel discurso que creíste propio, realmente era el reflejo de alguien más.
Me encanta leer tus textos, espero pronto poder leer más 💕