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El arma que era mi imaginación.

Por Elí Ganem de Discurso Interno

Ilustración realizada por Elí Ganem Kuri @DiscursoInterno


Las personas somos seres sociables y eso, nos lleva de manera inconsciente o consciente a ocultar una parte de nosotros. Creando un miedo a veces irracional, pues tememos ser criticados, rechazados y juzgados por los pensamientos o deseos que en ocasiones llegamos a tener, los cuales tienden a ser más agresivos, pues pensamos que estos nos vuelven personas “malas” y por ende, nadie querrá estar con nosotros.


Y pareciera que existe una confusión o malentendido entre los verbos ‘pensar’ y ‘actuar’. Por ello, es necesario entender que absolutamente todos tenemos pensamientos hostiles y agresivos y quién te juzga por los tuyos, se está juzgando a sí mismo. Y ‘actuar’ o ‘llevar a la realidad’ esas ideas, dañando a terceros, son acciones o tendencias de personas con rasgos psicopáticos, perversos y antisociales.


Por plantear un escenario, “salimos fuertemente perjudicados por las acciones de otros”, absolutamente todos podemos llegar a molestarnos, incluso será entendible y aceptable que en nuestra cabeza destruyamos todo o nos venguemos de la o las personas que nos hicieron daño, de la mano, podemos crear escenarios sanguinarios, perversos, agresivos, etc; pero aún así, toda esa actividad mental no nos vuelve “personas malas”, inclusive si llevamos nuestros pensamientos a la acción habría niveles. Es decir, si golpeas o le gritas groserías al que te perjudica, tampoco te vuelve “malo”, pero sí una persona con problemas de agresividad fuertes, poca tolerancia a la frustración y mala adaptación social. Sin embargo, habrá acciones como la tortura, la privación, el maltrato, el asesinato y otras, que vistas desde un punto moral y social, si convertirían a alguien en una “mala persona”, No obstante, desde la psicología clínica, retiramos las etiquetas “malo o bueno” y empezamos a observar el comportamiento; escuchar la historia y el contexto; conocer el entorno; analizar los rasgos, el perfil, la conducta, lo aprendido, lo orgánico, etc; para que de manera, idealmente más completa y neutral, tratemos de comprender porque una persona actúa como actúa en ciertas ocasiones.


Sería ideal que pudiéramos quitarnos o reducir las culpas que nos hemos adjudicado por pensar lo que en ocasiones pensamos, ya que es completamente común y entendible, incluso es parte de un proceso necesario para lograr estabilidad mental y emocional, comprendamos que:

  • No somos seres malignos si tenemos temporadas en las que casi todo el tiempo odiamos, nos da flojera o nos caen mal las personas que nos rodean.

  • No somos despreciables si en algún momento ideamos el “crimen perfecto” en nuestra cabeza.

  • No somos de temer si en nuestra mente existe demasiada hostilidad y la desgracia ajena no nos toca el corazón.

  • No somos “malos” por permitir que nuestra mente experimente y viva lo que no haríamos en la realidad.


Recordemos la gran diferencia qué hay entre pensar y llevarlo a la realidad, porque esa podría empezar a ser una pauta para no juzgarnos mal. Hay mucha contaminación mental que proviene de otros, a veces basta con la opinión de una persona o un comentario sin fundamento, no pensado o perverso para empezar a creer que somos algo que no somos y por ende, temer de cómo alguien más nos puede llegar a ver. Nos compramos un discurso y lo seguimos alimentando y muchas veces no sabemos que todo ello que nos pasa, también les sucede a otros y que es un proceso común en las personas.

Pensemos que la imaginación es una fuga para liberar las emociones que nos abruman, por lo que recurrir a esta para expresar tanto lo agresivo como lo maravilloso, es completamente normal.



1 Comment


melbyabc
Aug 17, 2022

Felicidades Eli.,.. ya deberías realizar tu libro .. físico y virtual... Considerarme entre tus lectores. Augurio para ti un éxito maravilloso! Te amo desde el corazón...gracias por ayudarnos a Ser Felices....Mel

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¡Hola! Muchas gracias por leer. 

Soy psicóloga y me apasiona la escritura, si esta lectura te inspiró, recordó o generó algo; me encantaría que me lo dejaras un comentario, será un placer leerte.

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