El arma que era mi imaginación.
- Elí Jess Ganem Kuri
- 5 ago 2022
- 3 Min. de lectura
Por Elí Ganem de Discurso Interno

Ilustración realizada por Elí Ganem Kuri @DiscursoInterno
Las personas somos seres sociables y eso, nos lleva de manera inconsciente o consciente a ocultar una parte de nosotros. Creando un miedo a veces irracional, pues tememos ser criticados, rechazados y juzgados por los pensamientos o deseos que en ocasiones llegamos a tener, los cuales tienden a ser más agresivos, pues pensamos que estos nos vuelven personas “malas” y por ende, nadie querrá estar con nosotros.
Y pareciera que existe una confusión o malentendido entre los verbos ‘pensar’ y ‘actuar’. Por ello, es necesario entender que absolutamente todos tenemos pensamientos hostiles y agresivos y quién te juzga por los tuyos, se está juzgando a sí mismo. Y ‘actuar’ o ‘llevar a la realidad’ esas ideas, dañando a terceros, son acciones o tendencias de personas con rasgos psicopáticos, perversos y antisociales.
Por plantear un escenario, “salimos fuertemente perjudicados por las acciones de otros”, absolutamente todos podemos llegar a molestarnos, incluso será entendible y aceptable que en nuestra cabeza destruyamos todo o nos venguemos de la o las personas que nos hicieron daño, de la mano, podemos crear escenarios sanguinarios, perversos, agresivos, etc; pero aún así, toda esa actividad mental no nos vuelve “personas malas”, inclusive si llevamos nuestros pensamientos a la acción habría niveles. Es decir, si golpeas o le gritas groserías al que te perjudica, tampoco te vuelve “malo”, pero sí una persona con problemas de agresividad fuertes, poca tolerancia a la frustración y mala adaptación social. Sin embargo, habrá acciones como la tortura, la privación, el maltrato, el asesinato y otras, que vistas desde un punto moral y social, si convertirían a alguien en una “mala persona”, No obstante, desde la psicología clínica, retiramos las etiquetas “malo o bueno” y empezamos a observar el comportamiento; escuchar la historia y el contexto; conocer el entorno; analizar los rasgos, el perfil, la conducta, lo aprendido, lo orgánico, etc; para que de manera, idealmente más completa y neutral, tratemos de comprender porque una persona actúa como actúa en ciertas ocasiones.
Sería ideal que pudiéramos quitarnos o reducir las culpas que nos hemos adjudicado por pensar lo que en ocasiones pensamos, ya que es completamente común y entendible, incluso es parte de un proceso necesario para lograr estabilidad mental y emocional, comprendamos que:
No somos seres malignos si tenemos temporadas en las que casi todo el tiempo odiamos, nos da flojera o nos caen mal las personas que nos rodean.
No somos despreciables si en algún momento ideamos el “crimen perfecto” en nuestra cabeza.
No somos de temer si en nuestra mente existe demasiada hostilidad y la desgracia ajena no nos toca el corazón.
No somos “malos” por permitir que nuestra mente experimente y viva lo que no haríamos en la realidad.
Recordemos la gran diferencia qué hay entre pensar y llevarlo a la realidad, porque esa podría empezar a ser una pauta para no juzgarnos mal. Hay mucha contaminación mental que proviene de otros, a veces basta con la opinión de una persona o un comentario sin fundamento, no pensado o perverso para empezar a creer que somos algo que no somos y por ende, temer de cómo alguien más nos puede llegar a ver. Nos compramos un discurso y lo seguimos alimentando y muchas veces no sabemos que todo ello que nos pasa, también les sucede a otros y que es un proceso común en las personas.
Pensemos que la imaginación es una fuga para liberar las emociones que nos abruman, por lo que recurrir a esta para expresar tanto lo agresivo como lo maravilloso, es completamente normal.
Felicidades Eli.,.. ya deberías realizar tu libro .. físico y virtual... Considerarme entre tus lectores. Augurio para ti un éxito maravilloso! Te amo desde el corazón...gracias por ayudarnos a Ser Felices....Mel