Ilustración realizada por Elí Ganem @ga.m.a @discursointerno
Los recuerdos son vitales para nuestra estructura como personas, son únicos e irrepetibles; pueden ser catalogados como “buenos” por lo lindos y memorables, o “malos” por lo feos y desagradables. Hay una serie de diferencias, pero la similitud que tienen, es la trascendencia. Cada uno de los seres humanos tenemos recuerdos destacables que marcan una razón de ser.
Para adentrarme al tema, me gustaría compartirles un ejemplo de una película animada que explica adecuadamente esta idea. “Inside Out'', o en español “Intensamente”, para esto, Railey, la protagonista, con tan solo doce años ya tiene una estructura formada, los pilares importantes que conforman su personalidad fueron construidos con vivencias y recuerdos determinantes que marcaron una diferencia al resto de las otras/os. Dejando claro que estos recuerdos perdurarán siempre. Los llaman <pensamientos centrales> los cuales son puramente alegres y se sabe que ninguna otra emoción debe tocarlos porque se transformarán a la emoción invasora y no podrán regresar al estado original. En el transcurso de la trama, las emociones aprenden algo bastante interesante que vale la pena explorar.
El texto abarca algo similar a los <pensamientos centrales>, aunque aquí lo llamaremos específicamente <recuerdos>, que tienen una emoción base y cómo estos pueden ser modificados con otra emoción o ser una mezcla de ellas. Bajo este contexto, dentro de la terapia, los recuerdos son compartidos con el terapeuta y la mayoría de las ocasiones, tienden a generar dolor, enojo, desilusión, y más, que de cierta manera nos amargan un poco el alma y nos inundan en un dolor emocional muy grande.
En el primer acercamiento al espacio terapéutico nos presentamos con una narrativa de una serie de recuerdos, los cuales en ese momento, son completamente reales, fijos e incambiables; pero con el tiempo, al escucharnos en voz alta y prestar atención al terapeuta en las intervenciones llenas de insight (caídas de veintes), estos prontamente adquieren nuevas piezas, convertido gradualmente en un rompecabezas incompleto y nos percatamos que esa imagen fija formaba parte de una escena más amplia, el discurso comienza a cambiar y nos escuchamos desde otra perspectiva. Ese recuerdo que en algún momento tuvo tintes desagradables empieza a transformarse en entendimiento y sobre todo, paz con uno mismo y nuestra historia.
Simultáneamente los recuerdos pueden empezar a modificarse con eventos cotidianos pero excepcionales o tal vez pulir el recuerdo que estaba incompleto en la memoria. Es inevitable tenerlos, nos hacen percatarnos que estamos vivos, que existimos, que pensamos. Fue, es y será inevitable tener recuerdos dolorosos/felices, al igual que, no se podrá evitar que otros generen recuerdos de esta índole; pero es importante tomar valor y afrontar esos demonios, poder llorar y gritar lo que nos ahoga, para que un día al final de una sesión terapéutica podamos exhalar paz. Verás que es gratificante e impactante el poder ver algo que siempre creíste fijo de una nueva manera, y esto te ayudará a empezar con un nuevo discurso de vida
Soy psicóloga y me apasiona la escritura, si esta lectura te inspiró, recordó o generó algo; me encantaría que me lo dejaras un comentario, será un placer leerte.
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